...y así, con un poco de retraso con respecto a lo previsto, salimos del Puerto del Buceo, con rumbo a La Plata, el Sábado 8 de Septiembre, cerca de las 15 hs.
Con Daniel como Capitán. Julio, Diego y yo como tripulantes.
El viento estaba bastante fuerte y de popa, la ola bien incómoda y el frío ya se hacía sentir. Una mezcla insoportable que nos hizo tener una ida que no se puede definir como cómoda. Ya de tardecita, había que refugiarse abajo un rato para entrar un poco en calor.
Las guardias de la noche se hacían largas. Recuerdo una en la que estaba solo, y la fui estirando porque estaban los tres descansando y eso es bueno para la siguiente guardia. Cuando el cansancio y el frío me estaban ganando, veo a unas millas, la luz verde de una boya que teníamos que dejar por babor. No era buen momento para el cambio de guardia y me aguanté cerca de una hora más. Al final, cuando la dejamos atrás, pedí el cambio y me tiré un rato. Creo fue lo mejor, porque en unos pocos minutos ya estaba profundamente dormido.
Entrar al puerto de La Plata tiene lo suyo, si bien está perfectamente señalizada, son unas cuantas millas que hay que hacer entre las boyas sin ningún margen de maniobra, con viento fuerte y mucho oleaje. Cuando estábamos llegando al canal, salían unas cuantas decenas de veleros, probablemente a una regata. Era una fila interminable con veleros medianos y grandes, algunos de ellos clásicos espectaculares. Obviamente no hay fotos, creo, la atención estaba puesta en el rumbo. Ya pasado el canal de entrada, y con el río tranquilo aparecieron las primeras fotos.
Prefectura a estribor, hay que reportarse.
Llegando al Club de Regatas La Plata, excelente.
Las instalaciones del CRLP están muy bien y se nota que en sus comienzos como Club de Remo debe de haber sido extraordinario.
Primer cena en la marina, eran las 5 o 6 de la tarde, con el amigo Guillermo que llegó desde Buenos Aires. La cocina de autor del amigo Diego, unos buenos tallarines con salsa, estuvo como siempre a la altura de un crucero vip.
Solo un rato después, esperando en la sala de juegos la segunda cena. En realidad la primera fue un almuerzo tarde que vino junto con la cena de la noche anterior que había sido prácticamente liquida por las condiciones del clima.
La verdad es que nunca me había pasado algo igual. Cuando estábamos recorriendo las instalaciones del club, recién llegados, preguntamos si el restaurante estaba abierto de noche, y muy amablemente nos contestaron que sí. En que horario, preguntamos y la respuesta fue, el horario lo ponen los comensales, que bueno dijimos, podemos reservar para cuatro personas, si claro nos contestó la amable señora, entonces vienen? Sí claro dijimos. Después, bromeando entre nosotros nos dijimos, reservamos lugar y va a estar vacío. Lo increíble es que estaba realmente vacío, eramos los únicos comensales, nos dejaron el restaurante abierto para nosotros, simplemente increíble.
Y llegó la segunda cena a eso de las 9. Debió haber sido algo liviano, al final fueron unas Milanesas Napolitanas con Papas Chiringuito, una especialidad de la casa...buenísimas pero, Debió haber sido algo liviano.
La mañana siguiente, él día de los trámites...por suerte, a pesar de los inconvenientes generados por un olvido, y que no es bueno dejarlo registrado por escrito, pudimos hacer los trámites de Prefectura, Migración y Aduana.
La salida del Puerto de la Plata fue bastante exigente. Después del largo recorrido desde el Club CRLP hasta el canal de salida, nos encontramos con unas olas bien grandes, que hacían parecer al Matrero como un barco de 20 pies cruzando las olas que estamos acostumbrados en la navegación costera habitual, la que conocemos como la vuelta del perro.
Después de la salida del canal, la navegación fue bien deportiva. Con un mar importante, orzando casi siempre y con un viento sostenido que nos hizo disfrutar unas cuantas horas de excelente navegación. Con la puesta del sol achicamos velas y con viento de centina seguimos hacia Puerto Sauce (Juan Lacaze), ya no tan cómodos. De madrugada ya estábamos amarrados al muelle, una cena con brindis de buen arribo a puerto y a las 3 am nos fuimos a dormir.
No crean lo que ven en el video, el desayuno fue con café con leche, mate y bizcochos. Simplemente están colados en la mesa los restos del brindis de la cena anterior
Ya en Juan Lacaze, la decisión del capitán, apoyada por la cansada tripulación, fue dejar el barco ahí hasta la próxima semana. Entonces, después de un rápido brindis, bueno almuerzo, comenzamos con la tarea.
Fue un día de navegación en puerto muy disfrutable, con una limpieza de la cubierta, y una maniobra de virar el barco para dejarlo, por consejo del Sordo, de proa al oeste por los pamperos...el capitán nos exprimió hasta la última gota de energía que nos quedaba.
Y así, felices como perros con dos colas, contentos de haber disfrutado de unos días de muy linda navegación, esta extraordinaria tripulación dejó al MATRERO en Puerto Sauce, a la espera de una nueva pierna que lo llevara hasta su puerto en el Buceo. Un atardecer espectacular, que al soco del muelle hizo que el espejo del puerto fuera justamente eso, un espejo.
Gracias Capitán y compañeros de travesía!