El Club de Remeros de la Plata, como siempre espectacular.
Ya en la marina, llegó una picada sanadora.
Tramites, descansar un rato, y la vuelta...
Poco viento, mucho motor, la mejor opción fue escala, por uno días, en Juan Lacaze.
Cuando volvíamos de sacar pasaje en ómnibus para Montevideo nos encontramos con Antonio y Arnoldo que recién habían llegado en el Esperanza y Samoa respectivamente.
Mientras comíamos unos panchos y una tarta sumergida en agua fría por dos días, se arrimaron los mejores amigos que tenemos en Juan Lacaze.
Como siempre, la travesía resultó muy divertida, cargada de anécdotas que nos hicieron pasar unos días espectaculares.
Muchas gracias nuevamente al Capitán por habernos invitado y a los tripulantes por haber compartido unos días de poco viento pero mucha química.