Saliendo del Club, me fui directo a la Caldera del Buen Viaje.
Todos los días son distintos, especialmente navegando. Ya sea por la intensidad del viento o su dirección, por la fuerza de la corriente y su dirección o por las olas con su altura, frecuencia y también su dirección.
Hoy salí del NYC con muy poco viento del NE, al rato, cuando ya había pasado la boya de Buen Viaje empezó a levantar el viento.
Hice un par de millas con rumbo E, después viré al N y llegando a la boya de Bajo Coquimbo el viento empezó a bajar hasta que que quedó en calma.
Después de unos minutos sin viento, sentí que había bajado la temperatura y me fui a poner la campera. Aproveché a enrollar la proa y puse rumbo al club, pensando en prender el motor.
El cielo estaba muy nublado y con nubes bastante raras.
Una de las nubes parecía que estaba nadando en el cielo.
Antes que prendiera el motor, empezó a levantar una brisa desde el NO y comencé a navegar hacia el O bastante “alegre”.
Estuve a punto de desenrollar la proa cuando empezó a llover y levantó bastante el viento y terminé haciendo un rizo.
Llegué a navegar a más de 7 nudos con rizo y sin foque, con una escora importante. Si bien la lluvia estaba fuerte, navegaba tan lindo que valió la pena la moja.
Cuando estaba al través de Pocitos y en pocos minutos bajó el viento la lluvia quedó en llovizna y borneó de nuevo al NE. Saqué el rizo y seguí rumbo al club solo con la mayor por las dudas que levantara nuevamente.
Un día distinto a los días comúnmente distintos.