Al llegar frente al Casino, el viento se calmó, de a ratos a cero. El agua, al igual que las últimas veces que había salido, estaba verde y transparente, impecable! La corriente estaba a favor para la vuelta y pasé entre la Isla de los Pájaros y tierra a menos de 2 nudos.
Siempre pensando que si se complicaba pasaba al viento del Yamaha. Por suerte pasé sin problemas y al cabo de una media hora borneó hacia el SO y la vuelta fue con muy lindo viento. Con una pasada por el Buceo a ver si estaba Daniel en el Matrero. No estaba y seguí navegando rumbo al NYC.
Ya en el espejo del club, las maniobras habituales, enrollar proa, cerrar el despacho en Prefectura, pedir el tractor al varadero, prender motor, bajar mayor, subir orza y subir el timón. Antes de empezar a bajar la mayor el motor se plantó.
Después de varios intentos de arrancarlo sin éxito como ya estaba el trailer en el agua. Subí, lamentablemente, toda la orza solté la mordaza del timón y me fui a vela hasta el trailer. En realidad, eso hubiera querido hacer porque el Sur sopló un poquito más fuerte y se fue de ronza , rumbo a las piedras.
Y bueno, la temperatura 14º, el agua estaba muy linda, y yo con un par de botas nuevas LALIZAS, que quería probar al llegar para ver si les entraba agua. Me tiré al agua para aguantar el barco y arrimarlo hasta el trailer Con el agua a la altura del pecho, a las botas les entra agua, no mucha pero les entra. No era la idea de probarlas así, con 30 centímetros de agua ya era suficiente.
Redondeando, el motor se plantó porque se quedó si nafta.
Al salir lo había revisado, pero miré el tanque sin prestar mucha atención porque estaba convencido que lo había dejado al máximo la última navegada, y al ver una marca en el tanque, pensé que era el nivel y lo di por lleno. Después vi que la marca era una suciedad en la parte de afuera del tanque.
Por suerte en el bolso tenía un short, un chaleco de polar y unas zapatillas náuticas para poder volver seco a casa.
Que lindo día de navegación y que boludo soy!